CHISTES DE ERA TAN, TAN, TAN

Los chistes de era tan tan tan son exageraciones divertidas con la que te reirás debido al engrandecimiento de los personajes, características y situaciones que se describen en los chistes. Chistes de eres tan feo o chistes de eres tan pero tan bajito son algunas de las extremosidades que te encontraras en los siguientes chistes graciosos:

 

Era tan gafe, tan gafe, que fue a ver una corrida de toros y le dieron un balonazo en la cara.


Era un niño tan malo que el día de su comunión, en vez de una hostia le dieron dos.


Era una pastelería tan sucia, tan sucia, que el cabello de ángel tenía caspa.


Era un hombre con los pelos del culo tan largos, que se tiró un pedo y murió a latigazos.


Era un hombre tan feo, tan feo, que mandó una foto por correo electrónico y la detectó el antivirus.


Era un príncipe tan feo, tan feo, que Cenicienta se fue a casa a las 10:30.


Era una mujer tan vieja, tan vieja, que no iba al médico. Iba al paleontólogo.


Era un hombre tan bizco, tan bizco, que cuando lloraba las lágrimas le caían por la espalda.


Era un hombre tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que al pasar por una pastelería, se le hizo la boca agua y se ahogó.


Era tan fea tan fea que cuando nació el médico dijo: «Si no llora, es un tumor».


Era un hombre tan bajito, tan bajito, tan bajito que la cabeza le olía a pies.


Este era un hombre tan tacaño, tan tacaño, que soñó que se tomaba un café en un restaurante y se despertó para no pagarlo.


Era un hombre tan feo, tan feo, que cuando murió tuvieron que recubrirlo de mortadela para que se lo comieran los gusanos.


Había una vez una ciudad tan seca, tan seca, pero tan seca, que las vacas daban leche en polvo.


Era un niño tan feo, tan feo, que tenían que atarle un trozo de carne al cuello para que el perro jugara con él.


Era una calle tan ancha, tan ancha, tan ancha que en vez de pasos de cebra tenía pasos de elefante.


Era un hombre tan bajito, tan bajito, que cuando murió, en lugar de ir al Cielo fue al techo.


Era una parroquia tan pequeña, tan pequeña, que el Cristo estaba cuerpo a tierra.


Era una bruja tan pequeña, tan pequeña, que volaba con la escobilla del váter.


Era un sheriff tan duro, tan duro, que llevaba la estrella sin camisa.


Era un tipo tan tonto, pero tan tonto que disparó un tiro al aire,… y falló.


Era una mujer tan gorda, tan gorda, que dio un salto en el aire y se quedó atascada.


Era un bebé tan feo, tan feo, que cuando nació el doctor lo lanzó al aire y dijo: si vuela es murciélago. 


Era tan feo, tan feo, tan feo que a los 3 meses aprendió a caminar, porque nadie lo cogía en brazos.


Era un hombre con tan mala suerte, que se tiró al vacío y cayó fuera.


Era un hombre tan viejo, tan viejo, tan viejo que conoció al rey de bastos cuando era sargento.


Era un hombre con tan mala suerte, que se tiró a un pajar y se clavó la aguja.


Tenía las pestañas tan largas, tan largas que cuando pestañeaba abanicaba.


Era un  niño tan feo, tan feo, que cuando nació le pusieron en una incubadora con los cristales tintados.


Era tan bajito, tan bajito, tan bajito que en lugar de bajito ya era hondo.


Era un bebé tan feo, tan feo, tan feo que su madre, en lugar de darle el pecho le daba la espalda.


Era un tipo tan cornudo, tan cornudo, tan cornudo que hasta la muñeca inflable le engañaba con el airbag.


Era un hombre tan tan despistado que se pasó dos horas en el espejo pensando de qué le sonaba esa cara.


Era un niño tan feo, tan feo que cuando jugaba al escondite nadie lo buscaba.


Era tan alto, tan alto que no tenía sien, sino mil.