Jaimito, ese niño travieso, pillo, revoltoso, inquieto y divertido es el protagonista de esta categoría. Los chistes de Jaimito son popularmente conocidos aunque en ciertas partes de Latinoamérica se habla de chistes de pepito, cambiando el nombre del protagonista de Jaimito a Pepito, pero utilizando la misma temática humorística en los chistes. Los niños son los que más disfrutan con estos chistes así que apréndete algunos de los siguientes chistes graciosos de Jaimito y cuéntaselo a tus hijos o nietos, seguro que los verás reír:
– Papá, papá, ¿puedo ir al cine?
– Sí, Jaimito, pero no entres.
– Mira, Jaimito, la Luna está llena.
– ¿¿De quéeee??
– Jaimito, ¿cómo mató David a Goliat?
– Con una moto.
– ¿Cómo con una moto? Será con una honda.
– ¡Ahhh! ¿Pero quería usted la marca?
– Seño, una pregunta.
– ¿Sí, Jaimito?
– ¿Por qué el examen no traía preguntas sobre su vida, si es de lo que más ha hablado durante el trimestre?.
– Jaimito, define “telepatía”.
– Aparato de TV para la hermana de mi mamá.
– Jaimito, ¿quién fue Juana de Arco?
– Una drogadicta, maestra.
– ¿De dónde sacas eso?
– El libro dice que murió por heroína.
– Jaimito, ¿cuánto tienes ahorrado ya?
– Ceromil Cerocientos Cerocero.
– Jaimito, ¿sabes inglés?
– Yes.
– Traduce por favor: «Me gusta ir al gimnasio a tonificarme».
– I like gin tonic.
Jaimito llega de jugar al fútbol y está súper contento. Y le dice a su padre:
– ¡¡Papá, papá, jugué el mejor partido de mi vida!! ¡¡Metí tres goles!!
– Ala, que bien Jaimito. ¿¿Y cómo quedasteis??
– Pues perdimos 2 a 1.
– Jaimito, ¿qué haces pintándote la cara de azul?
– Porque mi novia se ha ido a pasar el verano lejos y ¡yo quiero estar a zu lado!
Llega un profe nuevo al cole y dice:
– Buenos días, mi nombre es Largo.
Y le dice Jaimito:
– No se preocupe profe, tenemos tiempo.
Jaimito a su madre:
– Mamá, mamá, esta noche no me esperes.
– ¿Por qué, Jaimito?
– Por que ya he llegado.
La señorita le pregunta a Jaimito:
– Jaimito, dime cinco clases de animales que vivan en África.
-Pues… un león… y… cuatro elefantes.
– Mamá, hoy en el colegio hemos aprendido a hacer explosivos.
– Muy bien, Jaimito. ¿Y mañana qué aprenderéis en el colegio?
– ¿Qué colegio?
– Jaimito, me han dicho que eres muy rápido con las matemáticas.
A ver, ¿cuánto es 47 por 126?
– ¡¡328!!
– ¡¡Pero si ni siquiera te has acercado!!
– Ya, pero señorita, no me diga que no he sido rápido.
– Jaimito, conjuga el verbo andar.
– Yo… yo ando… Tú… tú andas.
– ¡Más deprisa!
– Él corre, nosotros corremos, ellos corren.
– Jaimito, ¿qué día hace hoy?
– No tengo ni idea, ¡con tanta niebla no veo nada!
Le dice la profesora a Jaimito:
– Dime una palabra que tenga muchas «O».
– ¡Muy fácil seño! ¡GOOOOOOOOOL!
– A ver Jaimito, que tiempo verbal es «esto no debería haber pasado»?
– Preservativo imperfecto…
Le dice el padre a Jaimito:
– ¡Hijo mío, me están saliendo muy caro tus estudios!
Y Jaimito le contesta:
– ¡¡Y eso que ni estudio!!
Jaimito a la profesora:
– ¡Que quede claro, señorita! ¡¡Cualquier parecido entre mi trabajo y Wikipedia es pura coincidencia!!
Le dice la profesora a Jaimito:
– Jaimito, dime todas las formas verbales del verbo nadar.
Y Jaimito dice gritando:
– Yo nado, tú nadas…
Y la profesora le dice:
– Más bajito, Jaimito.
Y Jaimito contesta:
– Yo buceo, tú buceas…
El profe más veterano le pregunta a Jaimito:
– A ver niño, ¿cuántos años crees que tengo?
– Discúlpeme señor, pero yo sólo sé contar hasta cien.
Un día los Reyes le trajeron una bicicleta a Jaimito, que se puso a probarla:
– Mira mamá, ¡voy con una mano!
Al rato, le vuelve a decir:
– Mira mamá, ¡voy sin manos!
Al rato le dice de nuevo:
– Mira mamá, ¡voy sin dientes!
El profesor le entrega a Jaimito una pata de pájaro y le dice:
– Viendo esta extremidad, dígame la familia, el género y la especie del animal, así como sus costumbres migratorias y el número de crías por nidada.
– Pero, ¿cómo le voy a decir todo eso con una sola pata?.
– ¡Está usted suspendido!. A ver dígame su nombre y apellido.
Jaimito se quita un zapato, le enseña el pie desnudo al profesor y le dice:
– Adivine…
La maestra le pide a Jaimito que dibuje un huevo. Él empieza a dibujar y se mete la otra mano en el bolsillo, entonces una de las compañeritas grita:
– Señorita, ¡Jaimito esta copiando!
En una clase la profesora manda a los alumnos escribir una carta como si fueran el presidente. Todos se ponen a escribir excepto Jaimito. La profesora le pregunta:
– Jaimito, ¿por qué no estás escribiendo la carta?.
– Porque estoy esperando a mi secretaria.
En la escuela, le dice la profesora a Jaimito:
– A ver, Jaimito, ¿qué me dices de la muerte de Napoleón?.
Y Jaimito contesta:
– Que lo siento mucho, señorita.
Llega la profesora de Jaimito a clase y dice:
– A ver, quiero que me digáis cosas que sean redondas y con pelos.
Fernandito responde:
– Las pelotas de tenis.
– Muy bien – dice la profesora -. A ver tú, Pepito.
– Los cocos, señorita.
– Muy bien, muy bien.
A eso que Jaimito alza la mano.
– A ver Jaimito, dime.
– Las pelotas de billar.
– Jaimito, las pelotas de billar son redondas pero no tienen pelo.
Y dice Jaimito:
– ¿Cómo que no?. A ver, Billar, enséñale las pelotas a la profesora.
La profesora dice:
– A ver Jaimito, conjúgueme el verbo atorarse.
– Yo me atoró, tú te avacas, él se aternera y todos nos tomamos la leche.
La profesora le pregunta a Jaimito:
– Jaimito, Jaimito, dime los tres barcos de Colón.
A esto, Jaimito se asoma por la ventana porque pasaba un bellezón de mujer y suelta:
– ¡Santa María qué Pinta tiene esa Niña!.
La profesora del cole vio un día a Jaimito haciéndole muecas a una niña, así que se le acercó y le dijo:
– Jaimito, cuando yo tenía tu edad me dijeron que si ponía esas caras me iba a quedar así de mayor.
– Pues profe, al menos no puede quejarse de que no la avisaron…
– Jaimito dime dos pronombres
– ¿Quien, yo?
– ¡Muy bien Jaimitio!
Dos madres hablando…
– ¡Dile a tu hijo que me deje de imitar!
– Jaimito, ¡deja de hacer el idiota!
El profesor le pregunta a Jaimito:
– ¿Cómo suena la M con la A?
– Ma.
– Muy bien Jaimito. Y si le colocas una tilde, ¿cómo suena?
– Matilde.
La profesora escribe en la pizarra: «No me he dibertido en meses», y pregunta a la clase:
– ¿Dónde está el fallo?
Jaimito se levanta y dice:
– Sáquese novio, profesora.
En la clase de Jaimito la profesora:
– A ver Jaimito sal a la pizarra y escribe «metralleta»
– ¿Y eso cómo se escribe profe?
– Tal y como suena.
Y escribe:
– Ratatatatatata.
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¿Quién inventó los chistes de Jaimito?
Varias son las teorías del origen de Jaimito. Una de las más comentadas se remonta a 1956 donde se publicó el libro infantil “Madeline and the Bad Hat”, escrito e ilustrado por Ludwig Bemelmans, que constaba de 64 páginas.
La historia comienza cuando al lado de la casa de Madeline, personaje del libro, se mudan a vivir el embajador español y su esposa, los cuales tienen un hijo llamado Pepito, el cual no es muy bueno… La historia narra acerca de las travesuras y las crueles bromas que realiza a los animales. Después de sufrir sus propias acciones que involucran a un grupo de perros y un gato, Pepito se reforma mientras está vendado en la cama y Madeline lo visita. Se realizó una serie de televisión donde tenia tres primos llamados Paquito, Pablito y Panchito, que eran mucho peores que él mismo.
Otro origen, y más aceptado que el anterior, corresponde a Alvaro Vitali. Un electricista de profesión que fue descubierto por Federico Fellini (director de la Dolce Vita) en un casting en 1969. A partir de ese momento, Fellini decidió contar con él como actor secundario en diversas películas, pero no es hasta 1981 cuando Alvaro alcanza la fama. A partir de esa fecha protagoniza el papel de Pierino (el Jaimito italiano) en las películas, dirigidas por Marino Girolami, “Jaimito contra todos (1981)”, “Jaimito, médico del seguro (1981)” y “Jaimito no perdona (1982)” entre otras. Aquí podéis ver una de sus películas.
Estas películas contribuyeron a dar a conocer los chistes de Jaimito a nivel global, pero el verdadero origen, ya que es el más antiguo, se le otorga a la revista española Jaimito, una revista de historietas infantiles, editada por Editorial Valenciana, que se publicó entre 1944 y 1985, con 1688 números ordinarios y varios extraordinarios, además de 34 almanaques. En 1973, su tirada era de 35.000 ejemplares, mientras que en 1976 alcanzaba los 58.000.